martes, 3 de diciembre de 2013

De vuelta a los clásicos



Diciembre ya es irremediable y la Navidad está a dos pasos de aquí. Y, aunque esté más de moda la visión alternativa de las vacaciones y la actitud "pasiva" ante esta época, a mi me encanta la Navidad, la de toda la vida. Me hace ilusión que lleguen estas fechas y me produce nostalgia, pero nostalgia de la buena. Creo que por eso me apetecía hacer un post sobre mis clásicos, que siempre vuelven y permanecen intactos con el tiempo y cuando vuelves a ellos siguen conservando esa "magia" particular que hace que te sigan gustando:

Como Edith Piaf y su "non, je ne regrette rien" o la imitación de mi hermana por los pasillos de casa, en la ducha o después de una cena familiar al borde del piano.





Las mecedoras. En mi casa nunca las hemos tenido y puede que por eso siempre me hayan fascinado. Desde que era una niña me han parecido lo "más" y sé que en el futuro terminaré haciéndome con una.





















Los clásicos Mocasines que me recuerdan a mi profesora de historia del arte del cole y su 36 de pie. En aquel momento nunca hubiera pensado que se volverían a poner de moda, y ahora tengo dos pares en el armario.






Y el olor a Ávarez Gómez. Yo, maniática e intransigente con los olores por herencia genética me declaro una fan incondicional de esta colonia que también por herencia familiar me huele a "casa".





Y, si pienso en clásicos, me vienen a la cabeza los de Disney, que ya desde estos días empiezan a emitirse en todos los canales de televisión. Conozco los nombres, los colores de las ropas, los acentos de los personajes, y un sin fin de diálogos... a mis años tener un grupo de Whatsapp que se llame "Merienda Disney" significa algo...